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martes, 16 de junio de 2015

Colecciones y carencias



No tengo motivos que justifiquen 
mi desdén por las ranas 
pues me he pasado la vida 
coleccionando charcos.
Además, silencios de trompetas, 
ventiladores averiados, 
necrológicas de mis muertes 
y la ausencia de pum de los cohetes 
mojados o defectuosos de serie.
Colecciono, también, nubes abstractas, 
películas sublimes que no entiendo,
pecados mortales de pensamiento, 
exposiciones de fracasos anónimos
ungüentos contra los ungüentos
las claras de la mañana 
las yemas de tus dedos 
tercas persianas que no bajan,
y las escaleras que no suben
por falta de deseo.
Amo también elementos 
que ni colecciono ni poseo
como esas casas señoriales 
del centro de las ciudades 
con fantasma, entrada de carruajes,
gas en todo el edificio 
aseguradas contra incendios, 
y en donde en los carteles de venta 
dicen que la razón la tiene el portero.
Una de esas casas vacías
que si estuvieran en París 
y las alquilara Marlon Brandon 
se convertirían en un género,
una obra maestra de muerte y sexo.


© Mariano Crespo

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