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domingo, 3 de mayo de 2015

Reflexión marciana


Qué perseguimos cuando no huimos.
Qué hacemos en los aeropuertos 
cuando ya no hay vuelos.
Qué miramos en las mujeres 
en el instante en que nos ignoran.
¿Sabe el buitre que es buitre 
cuando repta por el suelo?
Dónde hay remiendos para los corazones con desperfectos.
Cuántas veces se detiene la lluvia en el desierto.
Voy a componerte una canción 
aunque en cuarto menguante
suspenden los conciertos.
¿Por qué?
¿Por qué las jaquecas y la mampostería,
el estiércol y las perlas auténticas?
Porque sería excesivamente cruel 
confundir las gardenias 
con las zapatillas de andar por casa
el otoño con la alopecia 
las almohadas con la novia
el rigor mortis con las estatua
el sexo con la gimnasia
y el románico con los papas.
Pero yo abogo 
por perder el contexto
y las referencias 
Descabalar las fichas del dominó 
y volver a repartir la baraja
que no es una desgracia 
sino una oportunidad de resucitar 
una vuelta de regalo en la noria
una bala en la recámara
una reválida sin examen 
un principio sin guadaña.
Pienso firmemente que 
merece la pena refugiarse en una biblioteca
durante los bombardeos
y tener palomas mensajeras 
aunque no escribas versos.
Pienso y sostengo que 
no se puede dejar en prenda la palabra 
no es de fortuna dar la talla al sepulturero
y no es un mérito figurar el primero
en la lista de condenados al desprecio
Siempre que me siento en un banco de Marte 
me surgen dudas estúpidas 
como si habrá vida inteligente en el planeta tierra
y, en caso afirmativo, como podré entrar en contacto con ella.


© Mariano Crespo

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