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viernes, 29 de mayo de 2015

Primavera


El final de la primavera 
me invita a hablar de ella.
Como una despedida 
que es un encuentro a la inversa.
Tengo un dolor en las articulaciones,
en donde se hacen flexibles las ideas.
Una nube en el ojo izquierdo
que me produce una mirada tuerta.
Una mirada que no es neutra 
y me impide, 
al través de la ventana,
ver nítido el laurel 
con su orquesta 
de mirlos,
pero, brillantes como patenas,
me muestra
los cubos de los residuos
gaseosos y urbanos 
que me dejan estos calvarios
con su últimas cenas.
Es primavera,
mas no vivo en la Lisboa 
de abril del 74,
ni en el 68, en aquel París de mayo,
ni en una sitiada Atenas. 
Vivo aquí,
o mejor, moro aquí,
en un mes en flor cualquiera.
Esperando a ver si esta estación 
me cambia algún invierno 
por un boleto de vuelta.



© Mariano Crespo

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