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miércoles, 18 de febrero de 2015

Aquellos brotes de primavera


A 33 y 45 revoluciones por minuto.
Bailando lento con música italiana.
El papel pintado Colovall era testigo
mudo de cuando hasta respirar
era venial pero pecado.
El calendario con los días festivos
iguales al rojo labios de tu boca
y a las banderas de los sueños prohibidos.
Cómo ponías las manos protectoras en mi pecho,
que siempre tuvo vocación
de evasor de fronteras por los montes
eludiendo aduaneros y sostenes
en el pecado mortal
de acariciar frutas y flores.

La taquicardia, la testiovulación* con granos,
el condón robado de la mesilla de mi padre
que caducó con tanta espera.

Meter la mano entre los muslos
¡ay, para, para, para!!
Desde luego, siempre estás con lo mismo.
No me respetas.
Mujer, solo un poquito.
¡Ya me conozco esos poquitos!

Y el sexo como las tartas de cumpleaños
aguardando entre el dedo índice y la lengua.

Lo recuerdo ahora
en que aquellos brotes son ya abuelas.

© Mariano Crespo 



(*) Concepto médico poético robado con total impunidad al doctor Mario Benedetti. 

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