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viernes, 19 de diciembre de 2014

Sombras del infierno


Las casas no tienen luces de emergencia 
con lo que estoy vulnerable y rígido
cuando se instalan en rincones los fantasmas 
a esconderme el tabaco y desafinar los saxos.
A recordar a Charlie Parker su hija muerta 
y a desenvolver los amargos recuerdos
que guardo encerrados en los licores 
del rencor añejo que ya no pruebo
o en el polvo blanco de Charlie 
que le oculta que es pobre y es negro. 

La casa no tiene alarmas 
que detecten las sombras del infierno, 
los duendes con gabardina crema 
que la abren no para enseñar el sexo 
sino las oscuras cicatrices de los besos.

Las casas no tienen luces de emergencia 
y llegan visitas enlutadas 
a las que pongo café, corcheas y lamentos.

© Mariano Crespo


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