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miércoles, 17 de septiembre de 2014

Duelo


Ayer me vino al recuerdo tu cara y hasta tu nombre 
y aquel día en que nos disputamos una mujer 
a la caída del plomizo sol de una pasión de verano.
Y también me vino esa rabia 
a destiempo que guarda el pistolero 
por no haberse detenido en un suspiro 
para ser más lento porque mejor muerto que asesino.
Y porque ganar
-lo aprendes tarde-
puede ser el más cruel de los castigos.

© Mariano Crespo


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