Todos tenemos mil biografías
posibles y ninguna completa.
Como García Márquez aseguraba
tres vidas llevamos:
privada, pública y secreta.
Yo añadiría, desconocida,
nuestras vidas apócrifas
más creíbles que las ciertas.
Cuando somos protagonistas de historias
que ni siquiera sabíamos que existieran
en las que somos héroes o villanos
según lo que se nos deteste o quiera.
Todos tenemos mil biografías
y nunca autorizaríamos
aquella que se aproximase a verdadera.
Y también fábulas
que son una deliciosa patraña
en las que quedamos como dioses
y son las más peligrosas
porque son por las que se nos envidia
sin motivo como lo hacen
los que inventan vidas ajenas
para olvidar sus propias carencias.
Qué no inventarían de Alonso Quijano
cuando Cervantes no estaba alerta.
© Mariano Crespo
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