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sábado, 12 de julio de 2014

Irredento


Hay una edad en que se pueden hacer pocas cosas
sin control médico. 
Por eso cuando me como el mundo 
tomo protector gástrico 
y me vigilo la tensión cuando miro tu retrato. 

Hay una edad en que se pueden hacer pocas cosas
sin que suenen a “déjà vu”, a familiar escalofrío

Pero aun me desarman 

los animales abandonados y los objetos perdidos 

sobre todo si llevan el perfume del dolor de un niño.

Las camas de cartón con la barata compañía del vino 

para espantar el miedo de los que viven sin espejos. 

Las mentiras de los diarios por las que asoma

como en los trajes nuevos la etiqueta del precio.

La niebla en las pupilas de seres con exceso 

de peso en el cajón negro del olvido.

La arrogancia del viento con los castillos de arena

y el sentimiento de fracaso del poemario 

que abandona por no deseado el escaparate del librero.

Hay una edad en las que se pueden hacer pocas cosas

y empiezo a pensar cuándo la pasé 

y por qué no aprendo.
 

© Mariano Crespo

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