" Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas"
Arthur Rimbaud
Empecemos por el principio.
Cuando se comienza
a derribar las murallas
con los labios
sin trompetas
ayudado de versos de Rimbaud
y la complicidad de la ginebra.
Cuando se descorre la falda
o se indaga debajo de ella
no se busca la rutina
las huellas de los antepasados
ni el ADN del candor de las muñecas.
Cuando se rastrean
las huellas propias
sobre las trincheras ajenas
en el minado campo
de la lencería y la cera
las noches en que hay sangre
sobre la luna llena
y duerme la inocencia
el peso de los elefantes
cae sobre la tierra
que se conmueve
como una virgen
ante el rugido de la selva.
Entonces y solo entonces
te jadeo en el oído
que empecemos por el principio
y queda todo dicho.
© Mariano Crespo
© Dibujo de Julio Santiago
Arthur Rimbaud
Empecemos por el principio.
Cuando se comienza
a derribar las murallas
con los labios
sin trompetas
ayudado de versos de Rimbaud
y la complicidad de la ginebra.
Cuando se descorre la falda
o se indaga debajo de ella
no se busca la rutina
las huellas de los antepasados
ni el ADN del candor de las muñecas.
Cuando se rastrean
las huellas propias
sobre las trincheras ajenas
en el minado campo
de la lencería y la cera
las noches en que hay sangre
sobre la luna llena
y duerme la inocencia
el peso de los elefantes
cae sobre la tierra
que se conmueve
como una virgen
ante el rugido de la selva.
Entonces y solo entonces
te jadeo en el oído
que empecemos por el principio
y queda todo dicho.
© Mariano Crespo
© Dibujo de Julio Santiago
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