Cotidiana
A Héctor.
El mejor negocio que hicimos
fue a enseñar a
leer a los hijos.
Bajo a la calle,
tomo café,
compro con prevención los diarios,
paseo para desear buen día a los pájaros,
miro con disimulo muchachas y adelfas,
subo a casa,
entrego a mi hijo la prensa,
le pregunto o me callo,
se calla y me cuenta.
He llegado a una edad
en que declararía al mundo culpable
si no se me explica desde la inocencia.
© Mariano Crespo
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