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viernes, 16 de mayo de 2014

Crónica social en Marte




Qué perseguimos cuando no huimos.

Qué hacemos en los aeropuertos 
cuando ya no hay vuelos. 

Qué miramos en las mujeres 
en el instante en que nos ignoran. 

¿Sabe el buitre que es buitre 
cuando repta por el suelo?

Dónde hay remiendos para los corazones con desperfectos. 

Cuántas veces para de llover en el desierto.

Voy a componerte una canción
aunque en cuarto menguante
no hay concierto.

Hago una apuesta
por hacer a favor de la amnesia
un manifiesto.

¿Por qué?

¿Por qué las jaquecas y la mampostería,
   el estiércol y las perlas auténticas?

Porque sería excesivamente cruel
     confundir las gardenias
        con las zapatillas de andar por casa
el otoño con la alopecia
      las almohadas con las novia
              el rigor mortis con las estatuas
   el sexo con la gimnasia
                                  y el románico con los papas.

Pero yo abogo
           por perder el contexto
                                    y las referencias
Descabalar  las fichas del dominó
                   y volver a repartir la baraja
que no es una desgracia
                  sino una oportunidad de resucitar

una vuelta de regalo en la noria
una bala en la recámara
una reválida sin examen
un principio sin guadaña.
   

Pienso firmemente que 
merece la pena refugiarse en una biblioteca
durante los bombardeos
y tener palomas mensajeras 
aunque no escribas versos.

Pienso y sostengo que 
no se puede dejar en prenda la palabra 
no es de fortuna dar la talla al sepulturero
y no es un mérito figurar el primero
en la lista de condenados al desprecio

Siempre que me siento en un banco de Marte 
me surgen dudas estúpidas 
como si habrá vida inteligente en el planeta tierra
y si así fuera como podré entrar en contacto con ella.


© Mariano Crespo
© Fotografía de Alfonso Brezmes 

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