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miércoles, 16 de octubre de 2013

Las cajas de nuestra fragilidad


Las cajas de zapatos
se convierten en cajas fuertes
del corazón,
en almacén de nuestra fragilidad,
cuando nos los calzamos.

Cada vez que estreno un par
abro la caja y me acuerdo
de los gusanos de seda
y los cromos,
de las magdalenas
y los huevos
que mandaban del pueblo
y el pájaro recién nacido
que robamos a la lluvia
perdido en el suelo.
De las cartas de amor,
los condones,
las canicas,
la peonza,
y los primeros fetiches
femeninos robados.
Además de los carnets
caducados
la colección de etiquetas
y envoltorios de tabaco
y las fotos
cuando los retratos
en blanco y negro,
como las tumbas,
llevaban por detrás la fecha
y por delante
adivinabas el epitafio.

Nos tendrían que enterrar
con la cajita en que sepultamos el candor
y con nuestras cajas de calzado
para no resucitar indocumentados.

Esas cajas cobijan nuestro rincón más íntimo,
tal vez por eso ponemos los zapatos a los Reyes Magos.



© Mariano Crespo




                        

                        

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