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viernes, 2 de agosto de 2013

Cinema Verité




Mira, amor,


yo fui devoto


del cine francés y sueco.




Juré guardar la verdad

 
-con la mano sobre Cahiers de Cinéma-

en blanco y negro. 


Me hice socio de un cine club, 
con 31 barbudos y un oscuro objeto de deseo,

en donde 33 era un lleno. 



Llegué a la cama de mujeres
 

con polvo-forum y revisión del ego

 tras un último tango fumado en los divanes.
 



Pero debo admitir que la sinceridad,


como el veneno,


no es segura ni habitable,


puede ser mortal según la dosis,


cuando hiela la mirada,


cuando incendia el aire.
 




© Mariano Crespo







                          

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