Cuando suena Charlie Parker
mi madre hace gachas con la harina de almorta
y las divide en hileras de caballitos
para papá, mamá, el abuelo Pablo,
la abuela Elena y mi niño.
Cuando suena Charlie Parker
un adolescente se afeita un desordenado cañizal
que le surge por encima del humedal sin estrenar y sin barro
en donde le sonrojará un día un furtivo beso
y escucha: Marianín qué haces tanto rato en el baño.
Cuando suena Charlie Parker
dejo de ser el hombre que en una misma primavera
quedó dos veces huérfano y enterró con tanto dolor
su propio corazón por poderes
como aquella vez que le mandaron arrojar vivos
aquellos gatitos, solo ojos, al turbio Río Duero.
Cuando sueña Charlie Parker
a mí me viene el sueño y luego quedo en el sueño
y, de últimas, me vence el sueño y me duermo.
© Mariano Crespo Martínez
Me alegro que el azar me haya traído hasta aquí...
ResponderEliminarUn abrazo,
A.
A mi también me alegra porque no escribe en un blog de poesía ni los poetas.
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