Aquí, en la charca, desobedeciendo las consignas, con el traje de campaña y subrayados algunos librosayudamos a la primavera en el cuidado de las plantas.
Aquí, en la charca, hemos apostado por la vida todas las fichas, los ahorros y la borrica del abuelo Pablo.
Estamos convencidos -en casa tenemos espejos- de que la cara de perdedor que lucimos por las calles es la de Steve McQueen en la huida.
Además los buitres llevan varios dias de fiesta. No nos arredran. Deberían tener en cuenta lo frívola y voluble que es la diosa fortuna.
Aquí, en la charca, a falta de monedas, hemos optado por el trueque: una manzana por carmín, el póster del Ché por azucar, "la metamorfosis" por Cucal, el retrato de Karl Marx a cambio de un revolver, "las moradas" de Teresa de Cepeda por un ático con vistas al paraiso ahora y en la tierra.
Aquí, en la charca, y en el siglo del desastre, hemos abierto un polvorín de amor, deseo y carne -como su nombre indica- y hemos clausurado el cementerio porque en referendum hemos proscrito la muerte y a sus heraldos. Aquí, en la charca, te esperamos si eres más partidario del dios sol que de la diosa economía.
Llevar por la mañana a abrevar mi deseo al pilón de la plaza. Fumarme una pipa en el poyete del corral. Contarle un chiste de gatos a un perro vagabundo que se tumba a mis piés. Decir buenos días a las piadosas gentes que visitan a dios los domingos justo a la hora de misa. Ir a ver de paseo a mi amigo el pastor con el que me siento y apenas converso. ¿Como va eso? Va. Pues, ea, hasta otro momento.
Sé muy pocas cosas sobre el amor y además absolutamente inútiles. Aconsejo no ir a una cafetería, cuando una relación se tambalea, el hilo musical solo pone canciones de desamor especialmente dedicadas para las grandes hecatombes.
No preguntes por qué te dejan la verdad ya la sabes y es posible que te mientan. No engañes si eres el que dices adios puede que te libres de una escena pero dejarás de ser un bonito recuerdo.
Las mujeres suelen llamar hijo de puta al hombre que no van a olvidar jamás. Los hombres suelen llamar hija de puta a la que le deja a la intemperie sin cenar y sin sitio para dormir, suele pillarles desprevenidos que han caído en desgracia.
Por lo demás, llora si te lo pide el dolor y la rabia. Jura que no volverás a repetir historia. Piensa en mil accidentes que le irían de maravilla, o mejor cien formas elegantes y dolorosas de acabar con él o ella.
Desecha la idea de entrar en religión embarcarte en un mercante o afiliarte a un partido verde y comprarte una bici y una parcela para plantar tomates.
Tomate una pastilla que te haga dormir veinte horas y, como no dejarás de ser un gilipollas, coge al despertar el teléfono y con tu voz más convincente implora: ¿Qué nos ha pasado princesa?
En cualquier caso siempre, siempre siempre, no lo olvides, dependerás de la decisión de ella. Así que no te hagas más ilusiones de manejar el ritmo de un romance que las razonables: ninguna
Estoy mirando en tus ojos mientras descansamos de la labor cotidiana de ingenieros contra precipicios y barrancos.
Una mujer que tiene gastadas las manos por las caricias y el trabajo, cansada la mirada por descifrar con pasión a Balzac, Tolstoi, Zweig, y otros vicios solitarios.
Una mujer que tiene la bondad de serie pero sin certificados. aunque heredera de las rosas, de una de las trece, que los ruines asesinaron mira la vida en un rojo sosegado y con dialogo.
El rencor es una planta que en su jardín ni agarra ni se planta.
Solamenta la enerva y saca la artillería cuando la confunden la bonhomía con inocencia.
Y que, por su costumbre de mirar para otro lado, cuando la prudencia aconseja, crean que no se entera de lo que está pasando.
Hay dias que te alivias y otros que te descompones y algunos que te vacías y dias que te corrompes según te vas desmuriendo.
Hay días de baile, días de alivio de luto. Días en los que te declaras sin hacienda pero con entrañas a una mujer que el azar te regala y que te rompe las esquemas. La besas. La abrazas.
Hay días de delirio y dias de paseos.
Días de rabia desatada y de morderse los labios y apretarse el sexo.
Hay días con 60 horas y dias que se esfuman.
Hay noches que te lavas los dientes y se te ensucia el alma. Luego ,suena el despertador y te duermes limpio de polvo y paja.
Te detienes a ver lo que has escrito como si fuera de otro.
Y encuentras ese salario: 6,7 u 8 "me gusta" y algún comentario.
Alguna presencia como un beso, alguna ausencia como un feretro.
¿Y mañana tendrás palabras?
¿Y mañana te conmoverá algo?
Siempre lo ignoras.
No tiene rutina ni horario este oficio de impudor tan estrafalario . Palabrero en las redes sociales escribidor patológico, pregonero tecnológico.
Cuenta historias solitario frente a un teclado que se convierte en un barco sin bandera, sin armador, sin brújula, sin rumbo, con tarifa plana y ganas de atracar en un puerto con tu sonrisa esperando y el ratón en la mano.
Cuando el aire no trae más que catarros alergias y malos augurios hay que trocarlo en aire espeso denso de calor humedo, humedo de sexo humedo, pañuelo que seca la frente, escote de hembra con sudor perla que atraviesa el desfiladero que tu no atravesaste e irse a Nueva Orleans con sombrero y paso lento de viajero sin equipaje.
Esperar a que rompa el aire el chasquido de unos dedos, los pasos de un camarero, una rota garganta rota, una lengua en otra boca, un saxo que se desborda unos pies que no paran quietos o una cabeza que cimbrea al ritmo de la modorra.
Hay un viejo que me mira y veo la música en sus ojos húmedos como añicos de lo que fue una botella de ron de lo que fue un solo de trompeta, un lamento de clarinete que me recuerda tu silencio negro velando tu mirada verde.
Es de difícil comprensión aunque sea por mi estupidez ese concepto de que cuando estamos en recesión y cuando estamos en crecimiento tengo los mismos problemas para llegar a fin de mes con dinero. España y este servidor tenemos distintos modelos de crecimiento.
Y soy un hombre afortunado porque hay quien no tiene trabajo ni prestacion económica cuando el país está creciendo.
Tampoco entiendo en concreto como según nos vamos empobreciendo unos cuantos engordan con nuestros esqueletos. Como esos peces limpiafondos que en las peceras domésticas se van poniendo lustrosos cuando los demás se van muriendo.
Amigos míos, el capitalismo es tan facil de observar como complicado de defenderlo. Fundamentalmente se trata de que usted ahorre y trabaje para que en un momento de choque su dinero sujete el derroche de los dueños del invento y sean más ricos los ricos y usted y yo contentos de tener dos manos. Una para tapar las vergüenzas, la otra para proteger el trasero.
Y se llenarán las Ramblas de libros al sol, de muchachas en flor y flores como palabras de amor. Y se leerá el Quijote en público. Pero despedirán maestros y ciéntificos y bajarán el sueldo a los que nos enseñan. Y convertiran el templo del saber, la Universidad, en un coto privado expendedor de títulos. . Y me iré con Cervantes, con Quevedo, con Valle a llorar ese tremendo desatino.
Un país que no produce conocimiento, que convierte a los sabios en viajeros, está condenado al ostracismo.
Si me dijeran que querría llevar como único equipaje para toda una vida contigo, escogería tres islas desiertas y un mar de amigos.
Si una bruja buena me concediera tres deseos, como poca imaginación tengo, diria libertad, igualdad, fraternidad, de una puñetera vez y sin que se cortaran más cuellos.
Y si me pidiesen que cerrara los ojos y formulara un solo deseo, pediría volver a aquel pasado de cazadores y nómadas, antes de eso que llaman progreso, cuando eramos tan salvajes que al que tenía más que otro lo echaban de la manada por insolidario.
Me habían educado para tenerlo todo claro. El cielo arriba la tierra abajo. Los dioses en el templo el hombre desterrado.
Pero los hombres me hablaban y los dioses guardaban silencio.
Un día presentí que era de los rechazados que mi destino era no guiar a nadie era pasear a solas sin caminos marcados.
Me quité el traje de certezas cubrí de dudas mi cuerpo desnudo. No era un ser superior era un animal perdido.
Desde aquel tiempo sobrevivo, a veces, a momentos vivo.
No doy ningún consejo. Escucho, leo libros, aprendo, camino. Y me voy haciendo viejo, como los arboles al pasar de estaciones y de lluvias, soles y frío.
He obtenido alguna certeza. La libertad es mi oxigeno. Los dioses son limitados. Los hombres, al contrario, que los que habitan los altares, nos reimos. De la vida, de la muerte, de nosotros mismos.
Soy vulnerable pero sin la mascara de la tristeza, sin el caparazón de la verdad, el tiempo me regala emociones, belleza, sentimientos que compensan este vértigo de no ir por los caminos protegidos que me habían elegido.
Al igual que vosotros he encontrado compañeros de viaje y destino. No usamos brújulas, no pastoreamos amigos.
Recibimos a los niños enterramos nuestros muertos. Y creemos que somos iguales, hombres, mujeres, negros, amarillos, blancos y que ninguno, ninguno, ninguno, a solas, es un elegido, y en conjunto, es un pueblo divino.
Somos de la estirpe que evolucionó de un primate, aprendio a reirse de si mismo y creer en el libre albedrío. Y que cuidar de su casa, el planeta que nos cobija, es lo único que tiene sentido junto a que nadie tenga más de lo qu tiene ninguno, porque todos precisamos lo mismo.
Y nos mentimos lo justo para desafiar los malos azares del veleta destino.
Si pensáramos los dias impares. Si amáramos los dias de sol. Si fuéramos invisbles los jueves. Si estuviera prohibido morirse con lluvia. Todo sería tan previsible. Todo tan calendario.
Sin embargo, alguien te comería a besos, como yo pretendo ahora, aunque esté prohibido y nublado.
No estamos hechos, amor, para lo que con nosotros están haciendo.
A ratos nos perdemos
en un laberinto oscuro
lleno de miedos
y paredes.
Nuestro interior
son tuberias invadidas
por pócimas de brujos sabios.
Estamos vivos porque un tozudo
aparato señala que respiramos
y que nuestro corazón late
en ritmos adecuados.
La orquesta sigue tocando
y tu quieres bailar con ella.
Cuando abres los ojos
alguien te lava con gasas el miedo
y te alienta a seguir mirando.
Pierdes el conocimiento,
deliras,
y ellas trabajan con compresas frías
para que tu incendio no te convierta en cenizas.
Adelante, vas a ganar a los bichos,
tienes gente que te ama y te espera.
Nos desollamos las manos
buscando una salida
a un encierro que es una tumba
o algo parecido. Adelante, vas a ganar a los bichos
tienes gente que te ama y espera.
De repente,
rasgamos la pared,
hacemos un agujero
y nos desconcierta
esa mirada
que los honrados transeuntes
dedican a los supervivientes
de esas pesadillas
que todavía no han alcanzado
a conocer.
Ahí, con su luz de ave, está ella
aguardando.
Casí siempre aparece el estupor
porque uno ya no pertenece
ni entera
ni parcialmente
a ninguna de las dos realidades.
Es tan difícil escapar hacia adentro
como recordar el futuro.
Estoy vivo.