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sábado, 10 de noviembre de 2012

El pasado es un dios para muertos

 



Cuando has cumplido los suficientes años como para tenerte piedad.


 Cuando te llega el amor como autobuses a los que subes sin tener billete.

 Cuando cuentas los misterios dolorosos del recuerdo de tu lado negro.

 Cuando piensas que para querer de verdad a alguien hay que conocer sus recovecos.

Ya no ves en blanco y negro.
En bueno y malo.
No hay dios y diablo.
Has dejado de ser un niño
al que se diseña un universo
que le oculte los miedos.

Cuando para que ames a una nación te cuentan sus leyendas.

Cuando impiden a la piedad viajar fuera de tus fronteras.

Cuando las miserias de tu tierra son una propaganda extranjera.

Cuando ya no subirías a trenes en marcha que te lleven fuera.

Entonces eres un niño
nacionalista,
con bandera,
con dios,
con enemigos,
con dogmas,
con fronteras.

Sé feliz,
o sea,
ignora los valores de los que has abdicado.

Cosas nimias,
como la libertad,
la verdad,
la duda,
o la belleza.

Que los muertos le tengan mucha fe al dios pasado
solo es prueba de que las tradiciones son una rémora.


  © Mariano Crespo Martínez



                 

                    


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