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sábado, 30 de junio de 2012

Cara y cruz






Hay frases que dan acceso al paraíso
y que cierran en silencio las puertas entornadas.


 Decir a una amiga que la deseas tiene las dos caras de la moneda.

© Mariano Crespo Martínez


               
                    

                 

Pasión




Hay malos tiempos.

Cuando todos los puentes
se niegan a dar cobijo al cauce de tu río.

Hay buenos tiempos.
 
Cuando todos los ríos
son afluentes del caudal de tu deseo.
 


 © Mariano Crespo Martínez



                  
                     

Amor




Por amor
he perdido el tiempo,
la cartera,
el corazón,
la timidez,
la salud,
la paciencia,
el oremus,
el norte,
un tren,
un trabajo,
la cabeza.

¿Soy un perdedor?
No, la derrota no tiene que ver con lo perdido
sino con la manera de perderlo.

Y por amor estoy dispuesto a seguir perdiendo
hasta lo que no tengo.
 


 © Mariano Crespo Martínez  


                                           

viernes, 29 de junio de 2012

Anticuerpos

 


 Cuentan que existe una variedad de mosquito
que si te pica en un Ateneo o Círculo de intelectuales
comienzas a hablar solo con palabras esdrújulas.

Hablan y no paran de una sinuosa víbora
que habita en templos del románico tardío
cuya mordedura en pascua florida
te hace comprender las encíclicas.

Habrá personas que no crean estos eventos.
Prometo por mis amores que son ciertos.
Yo mismo fui víctima, pero he fabricado anticuerpos.

Admiro tanto como detesto
las doctrinas emanadas
en cualquier tipo de templos de la verdad
sean de dioses etéreos o de carne y hueso.

© Mariano Crespo Martínez



                     

Parásitos




 (A Antonio Horcajada, justo lo contrario de lo aquí descrito)
 

 El huerto de la enemistad ni lo cuido ni lo riego.

Creo que no guardo un euro de rencor en mi libreta de ahorros.

Excepto a los tipos que se alistaron de desertores en mi ejército.
 
Esos espías al servicio del éxito
que cambian de camisa al arbitrio de la moda
y nunca tuvieron una opinión sin precio.

Los tipos que en cualquier guerra estarían en intendencia
y, para matar el tedio.
de voluntarios en los pelotones de fusilamiento.

Los he conocido en mi equipo
los huelo en el grupo adversario.

Ustedes también pueden distinguirlos
pongan cualquier informativo
y cuando llegan las noticias de terror
son los que aparecen en segundo plano.

Los parásitos del lado oscuro del corazón humano.

© Mariano Crespo Martínez


                     
                                        

jueves, 28 de junio de 2012

El pedal





Ir de alcohol hasta las cejas
para intentar dormir acompañado.

Ir hasta el culo de anfetas
para consumar el asesinato.

Ir arcoíris de ácido  hasta oír el fluido rosa.

Ir como un prado de hierba
para ser etíope en Gran Vía.

Ir puesto de caballo
para no cortarse las venas.

Ir colombiano de coca
para soportar el horario.

Ir fumado de chocolate
para aguantar este muermo.

Nuestra generación no se entiende
sin la ebriedad del dopaje.

El relato es de  los supervivientes
de un viaje en el que se marchitaron
por el camino peligroso
sueños y personas.

Algunas de ellas tan amadas que aun duelen.

Los buitres de esta crisis saben dar doble uso a las tarjetas.

© Mariano Crespo Martínez



                        
                   

Libre albedrio

                             



 No se elige amar porque lo razonable
es estar plácido.

No hubiera elegido escribir
si hubiese recibido de un pariente una herencia
de certezas.
El destino si existe es lo más parecido a un secuestro.

Cuando el amor y el poema me secuestran
estoy dispuesto a matar a quién intente rescatarme.

En el internado tuve a menudo el deseo
de asesinar al fraile encargado de despertarnos del sueño.
 


 © Mariano Crespo Martínez






Pruebas




Creo que sigo siendo un niño.
Podéis rodearme de mil razones.
Me cierro en banda.
No creo en lo que no creo.

Y no me da la gana creer en la muerte.

He tenido que aceptar que existe algo parecido
porque gente a la que amo cerró los ojos
y no he vuelto a saber de ellos.
Y no me harían esa faena.
 


 © Mariano Crespo Martínez



                 

miércoles, 27 de junio de 2012

Hagiografía de un muchacho



¿Has conocido a Charly?

Tenía un alma de estreno en Broadway,
una imaginación sin plagios,
la curiosidad de los cachorros
y la inseguridad de los funambulistas aficionados.
Creía que el mundo era transformable como un mecano.
Era defensor de oficio de todos los culpables.

Soñaba que lo que le crecía las noches primavera
era un cohete que le haría ver las estrellas.

Leía en los retretes más que en las bibliotecas.

Creía en todos los dioses y se dormía en la iglesia.

¿No llegaste a conocer a Charly?

Yo intimé con el hace muchos años.


 Ahora casi ni me reconozco.

© Mariano Crespo Martínez


              
                       

Ese algo que nos salva




Creo que en más de una época de celo he deseado
a alguien cuya vida me repugna.

La mayor fortuna de la pasión es que algo le dice que existe día de después.
 


 © Mariano Crespo Martínez






                               

                                        

Controversias bíblicas



 La Biblia me acompaña desde niño.

Desde que no es mi libro de culto
me recreo mucho en su lectura.

Y como, en mi locura, los libros
figuran entre mis interlocutores
preferidos, con su autor discuto.

Son conocidas por mis cercanos las enormes
discrepancias que en algunas de sus posturas
sostengo con Yahvé.

Coincido con él, pese a todo, en su idea de ser tres
para no estar solo.

En que haya un testamento antiguo y otro nuevo
pues el mundo se tambalea cuando te matan a un hijo.

También andábamos de acuerdo en que el final de los tiempos
concluyese en un juicio.

La decepción es que esto se derrumba
y por estos pagos, en el valle de lágrimas,
no se sienta nadie en el banquillo.

Fieles de Jehová habrá que sostengan que eso será en otra vida.

En cuya existencia es otro de los asuntos
que con Yahvé, humildemente, no coincido.
 


 © Mariano Crespo Martínez









                                 

martes, 26 de junio de 2012

Títulos de crédito





Amo el cine por múltiples razones.
Una, no la menor, es por los títulos de crédito.
Cuando se construye un edificio
figura el arquitecto, los aparejadores
y los que ponen el dinero.

En ocasiones, en los diarios, una breve noticia sobre un obrero muerto.

© Mariano Crespo Martínez


              
                       

El pueblo en donde levantaré mi casa






No tengo casa, pero llegaré a tenerla.

Como me parece vulgar empezarla por el tejado
la he comenzado por el pueblo.

Una villa en la que mi mente ya está empadronada
y que tiene más de lo que precisa
un hombre
con mis vicios y costumbres.

Juzguen ustedes.

Hay un escudo señorial
que si lo acaricias brota la amapola del olvido.
Hay un campanario
con nido de cigüeña instalado en mi reloj.
Hay un guardia de farmacia
repartiendo libros de Vallejo.
Hay una torre inclinada
al paso de las muchachas en flor.
Hay un cura, dos curanderos,
tres brujas y un tele-club.
Hay una noticia que corre de boca en boca

por vacante de pregonero.
Hay una princesa consorte
casada con el concejal de cultura.
Hay una fiesta matronal
en la que arden en la pira los patrones.
Hay palacio de Justicia
con juez de aquí paz y después gloria.
Hay un cementerio
a la espera infructuosa de su muerto inaugural.
Hay vecinos bárbaros
que lloran en el cine y los bautizos.
Hay una brigada de hombres-bobos
que se transforman en sabios por luna llena.
Hay una general en huelga
y un cabo de puesto sin cuartel.
Hay médico
pero hace 33 años que esta de baja por mal de altura.
Hay una virgen
–dicen las malas lenguas- sin romería.
Hay una higuera
en el clausurado burdel que no da higos de puta.
Hay una víbora de boca venenosa
pero no muerde y es forastera.
Hay un astronauta empadronado
que nos cae por Nochebuena.
Hay un sota, un caballo y un siete de copas
trabajando de carteros.
Hay una semana de pasión
y cuarenta de desgana de licencia matrimonial.
Hay gallinas ponedoras de huevos de oro
con dos yemas por quilates.
Hay un yacimiento de cabrón
que nadie ha extraído o levantado.
Hay un apeadero de diligencias
y una terminal de burros.
Hay una nube que da sombra al mediodía
subvencionada por la Unión Europea.
Hay niños, rifas, paloduz, rio, lagartijas,
cromos, chapas, peonzas y ranas.
Hay una ruinas romanas,
no las que provocó la puta heroína.
Hay un ajetreado matrimonio gay:
el pirómano y el bombero.
Hay un faro cerrado
porque dicen Muerto al Mar de Lágrimas.
Hay vacas lecheras
y vacas que prefieren tomar café.

Hay un cronista oficial de la villa que es quien esto firma y rubrica.
 


 © Mariano Crespo Martínez



                      

Magisterio




 He seguido la senda de Jesús.
He transitado con otros por la doctrina de Karl Marx.
Los poetas me han hecho sentir hasta el delirio.
Los filósofos me han dado dudas y posos de conocimiento.
Los narradores me han ayudado a entender este desconcierto.
Pero si alguien esculpió mi espíritu fue un hombre bueno
que me dio cuidado, cobijo, cariño,
y jamás me dijo ni qué hacer, ni cómo pensar,
ni qué le parecían mis caminos y mis atajos.

El magisterio en silencio de mi padre.
 


 © Mariano Crespo Martínez



              

lunes, 25 de junio de 2012

Paseante




No he escalado ni posiciones sociales ni montañas.

He sido un intrépido espeleólogo
tumbado en la cama con los ojos cerrados
y las púpilas dilatadas y húmedas.
Me semejo a un búho curioso y desbordado.
 
Mi vocación,
no sé si elegida o por descarte,
ha sido la de paseante
y mirador
desde la atalaya del suelo
y los túneles
subterraneos.

Desde esa posición privilegiada
-peripatético con Aristóteles,
caminante con Machado,
acostado con Onetti-
retratada en verde en los semáforos
la vida me ha reprendido
cuando he arrollado a prójimos
con la arrogancia
de la diferencia de velocidades.

Algunos de mis aterrizajes
-los paseantes volamos,
no somos ajenos a los prodigios-
han sido de emergencia
y con daños personales
y heridos compañeros
y compañeras dañadas.

De igual manera que a mis colegas
me ha caido el cielo sobre el sombrero.
Jamás usé paraguas
ni en los casos de bombardeos
de ideas
o de explosivos.

Cuando llevo casco
es porque sostengo una opinión
que no es compartida
por los que me han dado alimento y cobijo
a cambio de mis escritos.

No cambio el tono ni el argumento
cuando me mudo de geografía
de arquitectura
o de patrón.

Me han educado bien
solo cago en casa
y allí rompo los platos.

En el capítulo de condecoraciones,
no tengo ninguna medalla.
Guardo los remordimientos
en mi sala de trofeos
que visito
como mi muro de las lamentaciones
o mi confesionario laico.

No tengo la conciencia limpia
porque la he utilizado.

Soy proletario de patrimonio.

No he escalado posiciones sociales ni montañas.
Para determinado caminos
hacia el éxito y la fortuna
no tengo vocación
o soy diletante,
vago.

El último paseo me gustaría ir cogido de tu mano.
 

 © Mariano Crespo Martínez  


                    
                   

domingo, 24 de junio de 2012

Esa imprecisa edad sin calendario





 Una mujer que me quiere
se burla, con cariño, llamándome
viejecito.

No me preocupa la edad.
Soy más joven que los muertos.
 
Si me hace mella un lugar sin geografía
que no tiene dígito concreto
y no se llama joven ni maduro ni viejo.


Hay una edad en la vida que,
como en las pistas de despegue,
se te indica que ya no hay camino de retorno.

Si como es mi caso, la has pasado, sabes de qué dolor seco hablo.
 


 © Mariano Crespo Martínez 


                

                             

Caso crónico





No, no estoy curado de espanto.
No niego que una novia
me dejó por un intelectual gay
 tras engañarme con otra chica.

He contemplado perplejo
como la gente enfangaba

a los que abogan por sus derechos
y aupaban hasta el poder
a los presuntos.

Los pobres son de nacimiento sospechosos
y cuando crecen culpables.
Los ricos son genéticamente ladrones
y, cuando les aprueban Derecho, presuntos.

Con estas vacunas
hay fulanos natural impertérrito
 que pueden tomar el té durante terremotos.

Pero es que yo no aprendo, coño, no aprendo.

Topiezan mil veces las piedras conmigo, el mismo tipo,
y da la impresión de que los minerales no tienen memoria.

Todavía blasfemo
con la firmeza de un teólogo
cuando me hace pupa
un desplante,
un desamor,
un desvergonzado hiriendo
a un desheredado.

No estoy curado de espanto y, para más inri, mi médico parece que tampoco.
© Mariano Crespo Martínez 


          
                   

sábado, 23 de junio de 2012

La maestra





 En mi barrio la novias llegaban intactas
en desnudez al matrimonio.

Todo se tocaba sin quitar nada.

De ahí nació la expresión "meter mano"
que hoy en día es una reliquia del habla.

 En donde yo crecí
todos los muchachos vimos
a la misma chica
lo que se había palpado
a las legítimas.

La encontré hace pocos años
y me parecía como de la familia.

Como un patrimonio público
en pedagogía mamaria.

La orografía sentimental de una barriada.


A aquella chica,
como a una canción de Serrat, nos la sabíamos todos.

© Mariano Crespo Martínez



                  

Dudas como certezas




Estoy confusa.

Pronunciada ante un terapeuta es un buen principio.

Respondida a una declaración de amor
es un final tan vulgar como previsto.

Un no me pises que llevo chanclas.

Un recién pintado.


Un prohibido pisar el césped.

Responder al corazón con la opacidad de las encuestas:
No sabe/No contesta.

© Mariano Crespo Martínez


                 
                         

Las palabras



No me es dado imaginar la fuerza precisada
para poder doblegar la fuerza de las palabras.

Aspirar a tener poderes
que no supiera manejar con sabiduría
tampoco es un objetivo de mi ánimo.

Las palabras.
Soy un artesano y se me sublevan.

A veces se esconden con la indecencia
de los que se saben necesarios
y lo aprovechan.

Hay palabras impertinentes
que se te ofrecen como rameras.
Si las usas son un robo pagado
y no el regalo de la intuición
de esa bruja realquilada
en el camastro de tu experiencia.

Hay palabras que no pronuncias,
esas víboras con los dientes clavados en las entrañas.

Hay palabras miserables como medias verdades
o mentira ruines en una fiesta de antifaces.

Hay palabras que las sueñas en otra lengua
y las escribes en castellano.


Hay palabras que llevan gabardina
para empaparte y salir indemnes.

Hay palabras sobrias al sólo alcance de los borrachos.

Hay palabras de honor y palabras de pregonero.

Hay palabras de aliento que son alivio de luto
para las derrotas de tinte negro.

Hay palabritas que son demonios enanos.

Hay palabras como balas de revólver humeando
con algún cadáver aún caliente en tu cerebro.

Hay palabras que dicen lo contrario
de lo que constriñe la etiqueta del diccionario.

Hay palabras que nunca pronunciaste
y todo el mundo te las ha escuchado.

Hay palabras que gritas y no tienen mercado
marchitándose en el eco terco del fracaso.

Hay una palabra que me gustaría escuchar
instantes antes de ser eternamente sordo.

Ay! las palabras, qué peligro, que sudario.

La palabra más embustera,
la que sostiene mi ángel interior,
es la palabra sincero.

Ay! Las palabras, ay los silencios.

Nunca son idénticos ni similares ni de la misma cosecha cualquiera de los te quiero.


© Mariano Crespo Martínez






                 


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viernes, 22 de junio de 2012

Listones altos




Le atraían esa estirpe de mujeres de las que se precisa
pasaporte para penetrar en su laberinto.

No son concebibles para la gente común
estas pretensiones de los indocumentados.

Ignoran los cobardes que la pasión padece de alergia a los miedos.
 


 © Mariano Crespo Martínez


             

Sobresaltos



 
De traidores está lleno el reino de la lealtad.
El reino de los amantes de sobresaltos.

Cuando se hace el amor una chabola es un palacio
con ciertas incomodidades ,
y todo el monte es orégano.

¿Me quieres?

 ¿Cuánto?

Mentiroso. Me lo dices para que me calle.

La vida es una fiesta hasta que en el cine del barrio reponen el desencanto.
 


 © Mariano Crespo Martínez


                   
                     

jueves, 21 de junio de 2012

La verdad en ropa interior





Dicen que hay hombres que aman la lencería casi tanto como a las mujeres que la llevan.

Hombres a los que excita más lo presentido que lo evidente.

Lo cierto es que hace falta coraje
para aceptar la verdad desnuda.

 
El día mas duro no es aquel en que se te desvela.

El peor trago es cuando la intuyes.

Hay gente poseída por la desolación
y no es que la oculten
es que aun no ha sucedido aquello por lo que ya sufren.
 


 © Mariano Crespo Martínez


                   

Las brujas





 No os asustéis jamás  por aquello que vuestro entendimiento
no alcanza a colocar en el archivo de lo razonable.

He pernoctado con brujas en plenilunio.
Conozco el sabor de las mágicas setas
para la iniciación en la pérdida de la inocencia.
 
No apelan a las leyendas los que pregonan que mis antepasados son más jóvenes que mis hijos.

Te falta un hervor si pones en duda lo que no te cuadra.

Las musicales ubres de las gaitas sonarán en tus sueños
cuando por fin comprendas que eres eterno.

Como eterna son las heladas lágrimas del rocío en invierno.

No oses mirar lo que las brujas hierven en el puchero.
Es lo más parecido a descender al Averno.

Las brujas con las que intimo leen los conjuros
en ebook y de la verruga no tengo indicios.

Los gatos utilizamos la curiosidad necesaria de los que no malgastan siete vidas por un capricho.
 


 © Mariano Crespo Martínez 



                    
                     

martes, 19 de junio de 2012

Cuento para coger tres sueños




Probó a convertirse en tres personas distintas imitando a dios.

En la clínica mental, como era de pago, le pusieron velas y le pidieron algun que otro milagro.

El gerente insistió en que aunque se curase le haría tres facturas.

El capellán sostuvo que eso era herejía porque uno y trino solo es dios y este loco era un cretino.

Al capellán le agradecieron en el despido las extremaunciones prestadas y las que cobró al contado.

Ayer encontraron m
uerto al paciente de la habitación 3.
 Estaba diagnósticado como delirio de personalidad multiple.

Se pegó tres tiros.

El juez de guardia ha comentado, casi con admiración, que hasta en el suicidio hay que ser coherente.

Luego ha firmado por triplicado el levantamiento del cadáver.


© Mariano Crespo Martínez



               

Opinión Pública





Si te consideran dios eres dios,
si te consideran loco eres loco.

Cada niño debería venir al mundo
no con ángel de la guarda
sino con asesor de imagen.

No importa lo limpia que tengas el alma
mientras exista alguien que dice haber visto
una foto tuya en el fango
y salga en "prime time" por la tele.


Amigo, si estás loco,
guarda una miaja de cordura
para contratar a un tipo que llame a tu delirio biblia.

© Mariano Crespo Martínez 


                   
                 
                    

lunes, 18 de junio de 2012

El nieto de todos los republicanos muertos



Cuando Tomás respira la habitación se queda sin aire.

Tomás es explosivo como una bomba de acciones.


Tomás es un llanto convertido en grito
en la búsqueda de un hombre vivo.
Labor que se antoja imposible hasta para él
dado que al hombre le asesinaron.
Era su abuelo.
Desde entonces Tomás
es, de una noble manera,
nieto de todos los republicanos muertos.


Cuando Tomás se levanta
despierta con él el enfado
marcado a fuego en el carácter
de los piratas nobles.

Cuando Tomás barrunta una idea
nos pone a los amigos en orden de combate.
Luego, la medita y se riñe.
Se enfurruña y los amigos traemos pacharán y besos.

Le fabricaron de buena marca pero no le pusieron el "pause".

Tomás es ese enemigo público que,
como un cíclope de barrio
con un ojo de halcón,
un super-heroe en rebajas,
al alcance de los todos los bolsillos,
que va sujetando el mundo
del empuje de la barbarie.

 Cuando Tomás respira la habitación se queda sin aire.



 Todos saben que es imprescindible para la Justicia que este hombre se enfade.

Cuanto Tomás descansa en paz es que ha dado comienzo la vorágine.


© Mariano Crespo Martínez 


                 

Oficios Sagrados (II)




Los taxidermistas de sueños guardan el Olimpo en la chistera,

incluyeron la carne de gato en la gastronomía,
tienen libros de culto en la nevera,
hacen carrera política desde la escuela,
gustan de quemar sabios en las hogueras,
son dueños de urbanizaciones en la galaxia,
posan para su retrato en las casas de moneda,
con un cordero y un lobo inventaron el travestismo,
convierten a la muerte en alegre sala de espera,
dieron salida comercia a la tortura en la joyería,
levantan sedes sociales en los cementerios,
utilizaron las palabras más hermosas para la fachada de la nada,
celebran el bautismo de todo lo maldito,
coleccionan devotos en ediciones de bolsillo lleno,
compraron el arcoíris y cobran derechos de autor por las banderas,
son el oficio más antiguo sin abrirse de piernas,
convierten el vino en agua, al contrario que el Nazareno.

Los taxidermistas de sueños lograron que la izquierda fuera la dirección prohibida.



© Mariano Crespo Martínez



                   

domingo, 17 de junio de 2012

Eterno




 A la primera mujer que di un beso con lengua
me parece recordar que fue a Ingrid Bergman.

Lástima que no viniera a los guateques de mi amigo Pedro,
porque era de las que se dejaba tocar las tetas
porque ni hay acomodador en los sueños,
ni las divas se protegen el pecho con las carpetas.

Cuán diferente es el Metro Vinateros
de la Metro Goldwyn Mayer.
Qué distinto es el ladrillo visto
al celuloide.

Cuando estuve en lo alto de una de las Torres Gemelas
miré a su hermana a sus ojos
y el aire de la bahía del Hudson
nos estremeció a los tres.
Casi nos cogemos de las manos,
las torres y este peón
de un ajedrez en el espacio.

No sentí vértigo
hasta que las vi caer en llamas, en directo


Un hombre que ha besado a mujeres ya muertas

 y subido a edificios que son cenizas
tiene una conciencia frágil sobre lo eterno.


Pese a ello me regocijo cuando cada vez que te miro siento el primer estremecimiento.


Una eternidad es un momento.


 © Mariano Crespo Martínez

        


                             

sábado, 16 de junio de 2012

Esbozo de autorretrato




 Soy un hombre plácido.

Soy un hombre que se protege
de sí mismo más
que del paisanaje.

Es cierto que soy dicharachero para blindar mi interior con puertas de bunker que cobijan silencios.

Soy creyente en la mortalidad de los dioses que me aman.
Tengo, a mi pesar, evidencias.

Creánme que escucho.
Sobre todo a los que callan.


 Es natural, me he visto en la situación de sobevivir de oído.

No creo mentir si digo que la cordialidad está en mi identidad como están los miedos.

Me difaman los que dicen que andaba por Berlín cuando se levantó el muro.

 © Mariano Crespo Martínez 


          
                          

Oasis





 Cuentan aquellos que quedaron abandonados a su suerte
en las hostiles arenas del desierto
o en la calle principal de su pueblo
que hay que tener respeto a las oasis.

Los engaños de lo sentidos residen cómodos en los hombres solitarios.

Para que un oasis sea realidad y no un cruel invento de la soledad
hay que palparlo,
hay que cobijarse del desprecio bajo sus palmeras,

hay que saciar la sed en el agua que mana,
hay que intimar con la placidez a su vera.

Hay que preguntarle, sosteniendo la mirada, si es un oasis.

Una respuesta afirmativa  te indicara que estás errado.

Los oasis niegan su condición por timidez, desencanto
o una inexplicable modestia.

Hay un oasis en mi barrio que por tu nombre responde y tiene tu misma cara.
 


 © Mariano Crespo Martínez


                  
                       

Física del alma






La medida de distancia para abrir polémica
es el tiro de piedra.

La amo por democrática.

Tambien es la medida más útil para los pájaros con prudencia.


La medida de distancia
más personal
es la que separa el inquieto presente
de la patria infancia.


La medida de distancia para la galaxia
es la que separa la mirada del Poder
de mi humilde mirada.


La unidad de distancia para las parejas libres
es aquella en, que para los dos, el aire resulta respirable.
© Mariano Crespo Martínez


             
                  

viernes, 15 de junio de 2012

Teorema de Nada





Una de las cosas que más años tardas en aprender
es a decir a tiempo: Buenas noches.

Casi siempre es demasiado tarde.

 Ay!, las que fueron demasiado antes de...
 
No se conoce interlocutor que te pueda resolver ya la incógnita.

Es el Teorema de Nada 
que nadie quiere aprender de memoria,
 


 © Mariano Crespo Martínez


                    

Tu nombre


 


 El Amor en abstracto es infumable.

Tanto es así que no hay un sólo sabio
ni un sólo
cretino
 
que no haya dejado sobre el una frase.

Yo sólo puedo decir que el amor es tan fuerte
que ha sobrevivido a sus frases,
a sus ensayos,
a sus telenovelas,
a sus enamorados,
a sus besos de Judas,
a las postales de Venecia
y a muchas de sus canciones.

El amor en abstracto me dejó de interesar cuando le puse tu nombre.


© Mariano Crespo Martínez





                        

jueves, 14 de junio de 2012

Mi nacionalismo raro





 En un lugar de mi alma
se haya un hidalgo loco manchego
en cuyo nombre suelo alocarme.


Cuando me dicen si me siento español

tan solo acierto a decir que soy compatriota
de ese caballero andante.
 


 © Mariano Crespo Martínez   



                    

Género






La mañana es esa pausa
en la que el sol se detiene en mi casa.

El mañana,
ese masculino impostor,
tiene algo de amenaza.

© Mariano Crespo Martínez




                   

miércoles, 13 de junio de 2012

Luces y sombras





No es la insolente velocidad de la luz lo que me inquieta.

Son los efectos sociales de su potencia.

Es efímero
el pensamiento bajo la seducción de los neones.

 


Es duradero y eficaz a dos velas.
 


 La paradoja es que son más gigantes las sombras cuanto más grandes son los soles.
 




© Mariano Crespo Martínez

                 

      

Cierra los ojos






Nunca te preguntes si los dados están trucados.
Sopla los dedos y cierra los ojos.
Las mentiras no siempre son engaños.

La verdad tiene cara de notario y ahorros de meretriz.
 



 © Mariano Crespo Martínez



                   
                         

martes, 12 de junio de 2012

Como los ángeles





Ella se revolvió irritada
ante la pausa tropical de su conversación:

  No tengo tiempo para tus elucubraciones
-dijo como un manojo de lagartijas excitadas-
¿serías capaz de decir algo en dos palabras?

  Te amo.
- susurró él como el que se abona a un telegrama-

 Hubo un silencio para caramelizar azúcar.

A ella le empezaron a brillar los ojos como fósforos.
Con una pausa inusual divorció a los botones de los ojales.
A él le pareció entender unas palabras húmedas de una lengua que le invadía la oreja:

Cuando no te pierdes en rodeos hablas como los ángeles.

© Mariano Crespo Martínez


                         

Mater España




En mi infancia viví una cotidianeidad tan recortada
que cuando teniamos visita
y mi padre sacaba la botella de coñac,
o mi madre le echaba más carne al guiso,
se decía: vamos a hacer un extraordinario.

Yo creo que este latrocinio 
puede traer algún beneficio.

Algunos recordarán que eran obreros,
los excesos no serán rutinarios
y, con un poco de cordura,
recordaremos en que país vivimos.

El disparo de Larra.
Las lagrimas de nuestros poetas del 98, del 27.
El "me duele España",
la tumba exiliada de Machado,
la resaca profética de Gil de Biedma,
no habían desaparecido por arte de birlibirloque.

Este es un territorio profundamente desigual con pobres económicos y culturales.

Naranjitos, expos, olimpiadas,
"a este país no lo va aconocer ni su madre",
fueron poca realidad, mucha propaganda.

Ahora el espejo nos devuelve la imagen de la gallina

dentro de la caja de galletas,

el botijo, la boina y la peineta.

Si un buen día resurge una izquierda,
debería recordar que su esencia
es el equilibrio de la riqueza.
No, más de lo mismo con minifalda y castañuelas.
 


 © Mariano Crespo Martínez



                  
                  

lunes, 11 de junio de 2012

Teatro




Asistir a pasajes de la propia existencia
en una representación pública de teatro
sería un espectáculo didáctico y dramático.

El público reiría cuando uno está llorando.

Lo que hace increíble nuestra representacion
es que es improvisada.

Los momentos cruciales de nuestra vida no tuvieron ensayos.
 



 © Mariano Crespo Martínez 





                 
                           

Cinéma vérité





Es curioso esto del miedo, de los miedos.

Cuando niño temes a lo desconocido.

Mi pánico ahora tiene rostro,
nombre y apellidos.

Cuando niño quieres estar acompañado.
 
Mi pánico ahora no está en la soledad, reside en otros.

Lo malo del cine de terror es que se vuelve realista con los años.
 

 © Mariano Crespo Martínez