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viernes, 2 de marzo de 2012

Mensaje a una Botella



Conocí a un tipo que quiso montar una ópera
al aire libre con tres escenarios y sin una moneda
- ni mucho menos un billete -
en su bolsillo de dandi paria.
Fui alumno de otra persona que dejo la catedral
y se fue a vivir en la pobreza,
con sus hermanos, me dijo.
Tengo noticias de gentes que dejan su vida aparcada
para cuidar los últimos años
de quien ya no les reconoce.
He vista a artesanos que realizan con amor su oficio
e incluso quien trabaja gratis
para regalarse un sueño caro.
Pero ninguno de ellos y ellas, ninguno,
quitaría el sustento de nadie,
sería un esquirol miserable.
Absolutamente ninguno
sería un corsario
sobre los salarios ajenos.
Porque ellos, sí, son libres voluntariamente.
Pero nunca serán voluntarios,
tontos útiles,
de un capitalismo salvaje.
Usted y yo, señora, tenemos una idea
opuesta del voluntarismo.
Para usted, es caridad y servilismo.
Para mí, libertad y filantropía.
Para usted, equilbrio en las cuentas.
Para mí, la red generosa que
salva a medio planeta
obligado al funambulismo.
Yo por ejemplo, seré voluntario
para investigar sus cuentas,
ya que al funcionario que se atrevió,
por prevaricador ha sido cruicficado.
Pero nunca seré voluntario
a regalar tan solo un minuto
que a un prójimo le cueste el despido.
Lanzo este mensaje para una botella,
con toda la rabia que guardo,
al aire que ella consiente enmierdado
y nosotros respiramos.
Usted y yo conocemos que los pelotones de fusilamiento
se nutren de voluntarios.


© Mariano Crespo Martínez

                          


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