Páginas

sábado, 17 de marzo de 2012

Esos payasos sin título



No sé si se han fijado en esas personas raras
que vamos hablando solas por las calles.
Esos payasos sin título,
sin nariz roja, ni zapatones.

Baja la bolsa y la soledad alcanza máximos
en los índices de Londres, New York y Tokio.
En Madrid abrirán casinos y, supongo,
que quitarán las protecciones al Viaducto.

En los cursos de formación del INEM
dan un máster de suicidio en 2 meses
(como no hay dinero para materiales,
hay que traer las desesperación de casa).

Ls gente en vez de agruparse
colabora en la destrucción y el desprestigio
de los instrumentos  de agrupamiento.

Eso se llama modernidad y criterio independiente.

Los jueces declaran libertad sin cargos para los infantes
y los administradores de bolsillos con agujeros,
y extrañamiento del oficio para el que hace Justicia.
Está prohibido grabar el tráfico de intereses.
Las televisiones entrevistan a los ladrones
y a los asesinos, logrando grandes picos de audiencia
en las cimas de lo miserable.

En los anaqueles de las salas de objetos perdidos
se amontonan sabios, cientíticos, profetas y teléfonos móviles.

La buena gente reclama los teléfonos.
Da prestigio ser parado con móvil
pero de qué te sirve un sabio en casa.
Es un plato más en la mesa.
Además los sabios son taciturnos
y, en los malos momentos, se les escapa una lágrima.

En los edificios de la redacciones de diarios,
no caben más cárteles de "se alquila", "se vende".
Hay quien se compró un adosado
haciendo infamias extraordinarias.

Yo por mis hijos mato, gritan las vírgenes.
El descuartizador de guardia
paga a buen precio riñones, higados y corazones
para transplantes.
Por el rostro de buena gente es por lo que más ofrece.

Nadie silba por la calle.
Los órganos de las iglesias
no proclaman a Bach
tambien quieren transplantarse.
No se canta en los patios de vecindad.
El silencio da un aire respetable
como de funeral
con derecho a incienso
e incluso a cadáver.

En las escuelas de oficios
enseñan juegos malabares,
limpieza de cristales,
venta de pañuelos,
sonrisas para ofrecer "la farola",
mimo para poner caras creíbles de hambre
y otras especialidades para ganarse la vida
en las puertas de los mercados,
en los pórticos de los templos,
en los pasos de peatones.

No sé si se han fijado en esas personas raras
que vamos hablando solas por las calles.

Esos payasos sin título,
sin nariz roja, ni zapatones.


© Mariano Crespo Martínez


                            

2 comentarios:

  1. Muy bueno, incisivo. Felicitaciones por la descripcion poetica que da valor a la palabra.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias. Siempre agradezco el esfuerzo de escribir y contarlo. Un beso.

      Eliminar