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martes, 20 de marzo de 2012

20, MARZO, 2012



Es 20 de marzo habrá que hablar de la primavera.

Tengo un dolor en las articulaciones
en donde se hacen flexibles las ideas.

Una nube en el ojo izquierdo
que me produce una mirada tuerta.

Una mirada que no es neutra
y me impide,
al través de la ventana,
ver nítido el laurel
con su orquesta
de mirlos,
pero, brillantes como patenas,
me muestra
los cubos de los residuos
gaseosos y urbanos
que me dejan estos calvarios
con su últimas cenas.

Si pasados los 50
te levantas
y no te duele nada
es que eres idiota
estás en el Gobierno,
padeces de sordera,
no lees los diarios,
o eres de los que tienen paraguas
cuando el agua nos deja calados.

Esos tipos con mala sombra
que cuando estornudan
la humanidad coge catarros.

Es veinte de marzo,
pero no vivo en la Lisboa
de abril del 74,
ni en el 68, en Paris de mayo,
o en Praga, ni siquiera
en Rivas Vaciamadrid.
Vivo aquí,
o mejor, moro aquí,
en un marzo cualquiera.

Asi que tengo una primavera
como el que tiene un tio en América,
o peor, viene una zafia estación
"que por tierra y mar se espera".
La de las banderas victoriosas,
la de la camisa nueva,
al paso alegre de la mierda.

Es veinte de marzo,
de 2012,
a nueve días de la huelga.
A nueve días de salir a gritar
que nos están robando la primavera.

© Mariano Crespo Martínez



                               

6 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho y también la canción y espero que no nos roben la primavera provocado por nuestra dejación y sobre todo el miedo.

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    1. Me resulta difícil hablar de la primavera con la primavera.

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  2. Romperá un grito un 29 de marzo?
    Romperá el otoño en primavera?
    y más allá
    mi grito humilde festejerá
    mis nuevos años.

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    1. Felicidades, marina huelga. Me recuerdas un libro de poemas que leí hace cientos de años "Como la espuma lucha con la roca". Esa es nuestra humilde pelea.

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  3. Tengo dibujada bajo mi nariz una bobalicona sonrisa de satisfacción antes este maravilloso descubrimiento.
    Una caricia en el alma entre tanta convulsión. La complicidad es un bien escaso.
    Me alegro de que te hayas cruzado en mi camino. Gracias.

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