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jueves, 16 de febrero de 2012

Siempre he sido un mirón


Siempre he sido un mirón.
Un polizón sin entrada
que posa su mirada
donde ocultas la intención.
Un curioso paseante
por lo oculto de tu mente
el que te roba el instante,
el discreto impertinente.
El amante de cerraduras
de sus ojos y los tuyos,
de las frutas maduras,
el oyente de murmullos.
La rendija descuidada
la palabra que se tacha
el que fija la mirada
en el candor de la muchacha.
De los silencios el lector,
De lo oculto el vidente.
Del secreto explorador.
el despistado pendiente.
Esa sombra imperceptible
que escruta la combinación
de la caja fuerte de lo inservible
como la belleza o el corazón.
 

MARIANO CRESPO



                              

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